La boca de la cueva sorprende por su estrechez. Después vienen galerías y galerías hasta sumar más de 5 kilómetros. La culebra nada más entrar imponía respeto.
Los estrechamientos se suceden continuamente. En este sentido es una cueva agotadora.
Algunas salas tienen formaciones de gran belleza.
Más estrechamientos y alguna formación tipo bandera jalonan el recorrido que no es nada fácil de seguir.
El esqueleto de lince de las cavernas se encuentra al final de la cueva. Nos hace pensar que hace muchísimos años debió tener algún acceso distinto al actual. Me parece imposible que un lince pueda recorrer la infinidad de galerías que se recorren hasta el lugar donde murió.
Estas son una de las galerías más bonitas desde mi punto de vista. Hay que extremar el cuidado para no romper las estalacticas. Muchas yacen rotas en el suelo.
La gran variedad de formaciones y de tipos de galerías mitigan el cansancio y animan todo el trayecto
domingo, 11 de enero de 2009
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