La reserva del hotel funcionó a la perfección. En Pont d'Espagne había nieve, así que decidimos dormir un poco más abajo.
Los aludes de días anteriores jalonan el recorrido por el valle de Gaube.
La aproximación dura unas tres horas y el Vignemale impone su silueta.
No creo que haya otro circo tan espectacular como éste. . El corredor por donde discurre la vía se aprecia en el centro de la fotografía. El refugio de Oulettes de Gaube está frente a esta imponente mole de 800 metros de roca. Tomás, su guarda, llenó nuestros estómagos con una cena copiosa.
La rimaya es el primer obstáculo. 2 metros verticales con nieve algo inconsistente.
Hasta cerca del bloque empotrado progresábamos sin cuerda. Son tramos de unos 50º pero con buena nieve.
A las 4 de la mañana salíamos del refugio. A pesar del madrugón dos cordadas iban por delante de nosotros. Por detrás, otra cordada de tres francesa nos seguía.
Lo peor del corredor son los bloques de hielo que caen constantemente: Provienen de las cordadas que han comenzado la cascada final. De vez en cuando también cae alguna piedra. El casco lo pusimos a prueba todos. Arriba, la sección del bloque empotrado
Miguel Ángel sufrió aquí, en la reunión tras el boque empotrado, la caída de un bloque de hielo sobre el hombro.
Las pendientes que preceden a la cascada. Alguna roca nos permitía escondernos para evitar los cascotes que tiraban las otras cordadas cuando salían por la cascada.
La cascada. Hubo que salir por la izquierda porque por la derecha no estaba bien formada.
Gancheando en el tramo más vertical de la cascada
Los rayos de sol a la salida del corredor saben a gloria. Momentos emocionantes para la clásica de las clásicas en los Pirineos.
Pese a las caídas de piedras y hielo, es una de esas escaladas que te deja un gran sabor de boca.
Como no podía ser de otra manera, aupando a quien nos ha permitido recorrer esta magnífica ruta. Su hombro, comenzando la tumefacción que días más tarde le llegará hasta el codo.