Esta es una de las trilogías, en cuanto a montañas, más famosas de la tierra. Estas tres moles pueden verse con un cómodo acceso desde uno de los trenes que han pasado a la historia alpina por las tragedias ocurridas en la cara norte del Eiger. El precio es desorbitado, pero si se tienen un buen par de piernas el recorrido es factible caminado. Algo más de 4 horas se tarda desde Lauterbrunnen subiendo a Wengen y luego hasta Klein Scheidegg. Desde Grindelwald puede ser algo más largo y se pierde la visión del Mönch y la Jungfrau. Luego, desde Kleine Scheidegg el tren atraviesa el Eiger y es posible asomarse para ver una parte de la cara norte.También es factible hacer el recorrido en bicicleta hasta Kleine Scheidegg, pero las cuestas son de aupa. Arriba la Jungfrau.
El Mönch
El Eiger, el Ogro, 1600 metros de cara norte, aparentemente apacibles con el sol de la tarde. Aquí el tiempo cambia rápidamente y las cordadas se ven sorprendidas. Nieva en pleno agosto y la escalada se convierte en una ratonera. Es una de las escaladas más exigentes, sobretodo desde el punto de vista psicológico. Y es, probablemente, una de las montañas que más literatura de este tipo ha generado. Las numerosas tragedias para su conquista, su dificultad, los nacionalismos de la época y los hoteles al pie de la pared pusieron a esta montaña como punto de mira de numerosas cordadas. Su escalada en 1938 fue una auténtica epopeya. Las tragedias se sucedieron y el halo de pared tenebrosa perdura incluso en nuestros tiempos. Observarla desde la comodidad de los prados es una delicia, escalarla es otra cosa.
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1 comentarios:
joder carlos con la norte del eiger.la famosa travesia en la que las cordadas de 1938 se les olvidó fijar una cuerda. eso fué la verdadera ratonera. que huevos tenian los antaños. un saludo.
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