Los glaciares pueden disfrutarse sin necesidad de ser un montañero experimentado. Con pequeñas caminatas se accede a sus lenguas.
Los valles como éste de Lauterbrunnen en Suiza, le quitan a uno el hipo.
Y por supuesto sus campings. ¡Qué pocos hoteles pueden tener estas vistas!
En el valle de Lauterbrunnen caen cascadas por innumerables sitios, y en los días de grandes tormentas de verano, el espectáculo es increíble.
Beber la leche directamente de sus granjas es otra pequeño deleite que uno se puede permitir
Poder dormir en un circo como éste y ver cómo se apaga el día frente al espejo de falla más grande de Europa no tiene precio. Simplemente hay que aprender a saborear estas pequeñas cosas
Escalar las placas del Espejo de Argentine, o simplemente admirar o
entretenerse en los detalles de una nomeolvides (Miosotis alpina)
Como en todos los pueblos, sus fiestas son peculiares, y es fácil en verano coincidir con algunas
En Zermatt, a principios de agosto hacen un encuentro regional un tanto pintoresco
Y sus cementerios, ¡qué diferentes a los nuestros!
Y algunas de sus áreas de descanso para parar en ruta. En los Alpes, siempre se acierta con el viaje, nunca defrauda. Al menos, eso pienso.